Mientras caminaba por el parque La Carolina, me encontré con un grupo de skaters preparándose para un festival. No era la hora del evento principal, sino el calentamiento previo, un momento de concentración y práctica donde se intuía la adrenalina por venir. Estas fotos capturan esa pausa llena de energía contenida, donde cada movimiento, cada intento, parecía preparar el terreno para algo más grande.
La fotografía callejera tiene esa capacidad única de congelar la realidad sin intervención, capturando instantes efímeros y gestos espontáneos. En estas imágenes, la luz natural y el ambiente del parque se combinan con la acción de los skaters, mostrando tanto la destreza como la vulnerabilidad de esos momentos previos a la competencia. Es una invitación a mirar más allá del truco perfecto y a apreciar la dedicación y los detalles que se encuentran en el proceso.
La calle y el parque se convierten en escenarios perfectos para explorar las posibilidades de la fotografía callejera: la mezcla de texturas, las expresiones desprevenidas y la conexión con el entorno urbano. Cada imagen cuenta una historia que no necesita palabras, solo la mirada curiosa de quienes pasan y se detienen a observar.